Como viajera empedernida que soy, mi sueño siempre ha sido hacer una vuelta al mundo entre mujeres para seguir la estela de las viajeras victorianas que tanto me marcaron en mi adolescencia. Esas mujeres que en un siglo XIX en donde los transportes estaban en pañales, decidieron ponerse el mundo por montera y dar rienda suelta a su imaginación para conocer aquellos lugares de los que habían oido hablar.

Una de las mujeres que me parecieron innovadoras e interesantes fue la británica Ethel Tweedie, una mujer que no solo fue escritora de viajes, sino biógrafa, historiadora, editora, periodista, fotógrafa e ilustradora. Ethel cuestionó la manera de montar a caballo femenina, viajó para explorar Islandia en 1888 atravesando el hielo a caballo, aventura de la que salió su libro A Girl’s Ride in Iceland (1889). Este cosechó un éxito arrollador en Inglaterra por tratar temáticas culturalmente inmorales en la época victoriana, como eran la emancipación femenina y los baños mixtos en las saunas islandesas. Puso de moda la silla de montar femenina y defendió que las mujeres luchasen en la guerra con los hombres. Para Ethel, Islandia supuso un antes y un después en su vida personal, como escritora y aventurera.

Y no me extraña que así fuese porque la Islandia del siglo XIX que se encontró Ethel no solo era un país completamente aislado dependiente de reinos vecinos, sino que las mujeres no tenían ni un solo derecho. De hecho la mayor parte de ellas venían mayoritariamente de Irlanda e Inglaterra como colonas para casarse con los granjeros locales ya que había pocas mujeres en la isla que viviesen en condiciones tan duras. La mayor parte de los hombres trabajaban como marinos y balleneros (la grasa de la ballena y la pesca en general eran y siguen siendo una fuente de riqueza para el país) o en sus granjas.

La llegada del siglo XX y la revolución de la mujer que tuvo como detonador el año 1975 en donde el 90% de las mujeres de ese pequeño país se pusieron en huelga dejándolo completamente bloqueado y a los maridos ocupándonse de la prole, marco un antes y un después. Gracias a esa revolución femenina y feminista Islandia se ha convertido en el siglo XXI en el mejor país del mundo para nacer siendo mujer.

Ethel sacó de esas fronteras la realidad de un país completamente desconocido, que hoy en día todavía mantiene sus tradiciones pero en donde resulta normal que se exija por ley igualdad de sueldo, de oportunidades laborales, de carga familiar y de directivas en las empresas y en los partidos y gobierno.Un lugar donde la igualdad de género es una realidad.

Si quieres conocerla de primera mano y con una cicerone de excepción como Rosa María Calaf, atrévete a dar la vuelta al mundo y conocer ese país a través de una interesante mirada femenina.