Japón es un país de contrastes y cuando una viaja allí, a cada paso que da, va encontrándose con sorpresas. Desde la falta de comunicación porque nadie habla inglés -pero te sonríen con una gran amabilidad y te dicen arigato gozaimasu-, hasta la modernidad en la tecnología como, por ejemplo, que un taxista sepa llegar a cualquier lugar con GPS sabiendo solo el número de teléfono del destino.

Japón es un país con ciudades futuristas pero que conserva sus tradiciones. Y qué mejor sitio para experimentarlas que un onsen -balneario- donde es tradición ir a relajarse, lavarse y desconectar.

Los onsen son piscinas de agua caliente en medio del bosque y la naturaleza, aunque también pueden estar dentro de ryokanes (un tipo de alojamiento típico japonés con futones y decoración minimalista). Cuando una entra allí se quita la ropa, se pone un yukata (bata de verano que sustituye al kimono y se usa para estar en casa) y unas zapatillas, se relaja con un buen té verde y luego se dispone a hacer la ceremonia de la toilette.

Antes de entrar en la zona de aguas calientes, las japonesas se llevan una mini toallita de ayuda, se sientan en pequeñas banquetas y se lavan bien con todo tipo de geles de ducha a su disposición. Después del lavado se meten en una de las piscinas que suelen estar a unos 44º para relajarse y se ponen la toalla en la cabeza para no perder el calor del cuerpo. Existen también piscinas un poco más frías para equilibrar la temperatura.

Cuando se cansan o están ya relajadas, vuelven a la zona de lavado y se dan de nuevo una ducha completa poniéndose los miles de potingues que tienen a su disposición.

No hay nada más bonito y divertido que, aunque viajes sola, juntarte en una de esas piscinas e intentar comunicarte con estas japonesas con signos mientras ves cómo saben disfrutar de esos momentos que a las occidentales nos cuesta tanto encontrar.

 

En un onsen tienes además otras posibilidades, ya que son lugares de recreo al que van familias de mujeres o grupos  de amigas a celebrar eventos importantes o simplemente a pasar un fin de semana y descansar. Una de las actividades que les encanta (como buenas japonesas que son) es cantar karaoke y allí que se van con sus yukatas y sus micrófonos para soñar con ser como sus actrices de la televisión. Pasar un rato con ellas cantando, mientras se ríen tímidamente, es una experiencia de viaje que no hay que perderse en un viaje a Japón. Ya que estar en un paraíso para mujeres y no vivir la experiencia de interactuar con ellas y disfrutar de una experiencia de complicidad femenina no sería propio de un viaje a Japón de Focus on Women.

En nuestro próximo viaje disfrutaremos de uno de los mejores onsen de todo Japón junto a una cicerone de auténtico lujo que conoce el país nipón como la palma de su mano. ¿Nos acompañas?