Unas son de origen coralino y otras volcánicas, pero todas, de algún modo, emergieron del mar. Así lo creyeron desde siempre sus habitantes primigenios, que plasmaron la importancia del océano en su narrativa y su mitología.

 

Quienes hayáis visto Moana  – o Vaiana, en su versión española – ya sabréis a lo que me refiero. La producción animada de Disney nos presenta una aproximación al fascinante mundo del Pacífico muy cercana a la realidad.

 

Relaciones tribales y con los antepasados, el tatuaje como medio de comunicar, el culto al mar y a la naturaleza, la habilidad para la navegación, su panteón de dioses y semidioses, y, algo que para nosotras tiene una gran importancia, la escasa diferencia entre hombres y mujeres en cuanto a su papel en la sociedad. La intrépida Vaiana, número uno en nuestro ranking evolutivo del papel de la mujer en las películas de Disney, es ya una prueba de ello.

Y es que la mujer polinesia, tal y como el arte, y posteriormente, la fotografía y el turismo la han mostrado al mundo, bella, sonriente, semidesnuda, descalza, y con flores sobre su larga melena suelta, contrasta vivamente con la imagen de otras culturas en las cuales la mujer ha estado y está mucho más sometida y encorsetada, en todos los aspectos. Las nativas de Gauguin conquistaron al pintor y a medio mundo, que, proveniente de una educación occidental y conservadora, quizá se dejara cautivar por aquellas sugerentes imágenes.

 

Nos gustaría mostraros la cultura tras la mujer polinesia. Y nos gustaría mostraros una pequeña parte de ese mundo que habitan. Poli Nesia significa literalmente en griego muchas islas. El nombre se lo dieron los navegantes europeos en el siglo XVII, pues cada isla tenía – y tiene un nombre y su propia identidad.  Como conjunto pocos nombres describen tan claramente una ubicación geográfica, porque esta subregión (una de las 22 en que la ONU divide el mundo) está formada, efectivamente, por muchas islas, cerca de mil. En la actualidad pertencen al continente de Oceanía y, contra lo que algunos piensan, no se trata de un solo país, sino de cuatro: Samoa, Tuvalu, Kiribati y Tonga.

 

 Simplificando geográficamente, la Polinesia puede describirse como un triángulo de 30 millones de km2, con sus vértices en Hawai, Nueva Zelanda y la Isla de Pascua. Los otros grupos principales de islas dentro del triángulo polinesio son Samoa, las Cook, Tonga y la Polinesia francesa. Fuera de este gran triángulo se encuentra Tuvalu, y hay también enclaves de población polinesia en Papúa Nueva Guinea, las Islas Salomón y Vanautu.

 

Navegar, nadar, hacer esnórquel, descansar… este mundo transparente de calma, agua y sol te fascinará, pero hay más, mucho más y nosotras queremos que lo descubras. Queremos que te sumerjas – literalmente – en la fascinante cultura de estas islas. Los polinesios creen que todos ellos provienen de un mismo lugar, una isla mítica llamada Hawaiki – erróneamente relacionada con Hawai – desde donde navegaron hasta conquistar los actuales asentamientos, y a donde volverán sus almas, tras su muerte. No deja de ser curioso que los estudios antropológicos respalden de algún modo, lo que afirma su mitología. El genetista Bryan Sykes, estudió en la década de los 90 cerca de 1500 muestras de sangre en diferentes islas para concluir que, con escasas excepciones, los habitantes de la Polinesia  son, todos ellos, descendientes de un mismo grupo de personas que partió de las costas de China o Taiwán, hacia el año 1500 AC.

 

 

 

Si eres una mujer que viaja sola y quieres viajar en un reducido grupo de mujeres culturalmente inquietas…. Nos vamos ya a conocer este fascinante universo. ¿Nos acompañas?