Dicen que viajar a un país árabe en época de Ramadán es una locura porque la gente esta cansada, las tiendas del zoco no abren, las calles están vacías etc…. Sin embargo, yo lo recomiendo ya que vives un país y su cultura mas intensamente y entiendes el por qué de muchas cosas.
Para disfrutar de un destino en esta época lo que hay que hacer es amoldarse a sus horarios. Los árabes por naturaleza son gente de estar en la calle hasta tarde, y lo que fomenta el Ramadán es la noche. Como sabéis el Ramadán tiene lugar una vez al año y prohíbe beber y comer mientras que haya luz durante un mes , lo que implica que los árabes tienen que dejar de comer entre las 4.20 de la madrugada y las 19.30 de la tarde.
Es cierto que cuando te paseas en estos meses de verano a 45 grados a las 3 de la tarde por la Medina, muchas tiendas están medio abiertas y muchos de ellos se están echando la siesta (algo muy español por cierto) pero resulta de lo mas normal teniendo en cuenta que no duermen prácticamente nada durante este mes y que tienen que mantener la energía que les queda hasta poder beber.
Lo mas recomendable a esa hora y con ese calor, es seguir nuestra tradición española e ir también a echarnos la siesta para cuando cae el día disfrutar de todo lo relativo a la fiesta. A las 19.20 el Muecín avisa de que ya se puede beber y comer y entonces se produce un revuelo en la ciudad, las mezquitas avisan a todo el mundo para que rompan el ayuno, y se oyen miles de voces distintas en el aire.
Ves a familias enteras que se juntan para compartir su comida con desconocidos como tú o como mendigos que no tienen nada que comer, porque esa fiesta esta basada en compartir con cualquier. Una vez que ya han recuperado fuerzas se acicalan y van a todos a rezar a la mezquita (lo mismo que hacen los católicos con la Misa del Gallo de Nochebuena). Entonces no hay nada mas interesante que ver desde una terraza como llegan esos miles de musulmanes para conversar entre ellos o rezar en la explanada de la Koutoubia, a compartir las inquietudes del día.
En esos momentos las calles se llenan de gente, de puestos de comida típica de la época, los niños juegan al balón (como hacíamos antiguamente en España), la Plaza de Jmaa al Fnaa se llena de los chiringuitos de comida y todo son luces, colores y olores.
Tu que asistes a todo ello como turista respetuosa, que tienes que ser ante cualquier cultura, resulta de lo más auténtico ver en vivo y en directo esos cambios en una ciudad que se despierta con la luna en vez de con el sol y es que como todos sabéis los musulmanes se guían por la madre luna, ente femenino por antonomasia ¿será porque es lo que ven en el desierto cuando duermen a la luz de las estrellas???
Alice Fauveau