Existen muchos tipos de viajes: en tour operador todo incluido, en camión y tienda de campaña, en plan voy improvisando, y viajes para ir de cooperante. Mi acercamiento a la preciosa ciudad de Los Incas se produjo viniendo a cooperar en un pueblo perdido del altiplano cuzqueño con niños huérfanos de padre o madre, o simplemente de padres alcohólicos ya que se trata de un fenómeno muy habitual en esa zona.

Lo primero en lo que estás pensando ante una experiencia como ésta, no es casualmente en el cambio de altura (más de 3700 metros) y en si te dará el ¨soroche¨ o no (a saber, mal de altura), sino en si estarás a la ¨altura¨ de la situación y podrás ayudar a esta gente que por tener sólo se tienen a sí mismos.

La experiencia ha resultado ser muy enriquecedora y además de tener el placer de estar con estos maravillosos niños, me ha permitido conocer las costumbres locales como las corridas de toros (con toreros con nombres como Anderson Vaca) y en lugar de una banda que toca tercios, un grupo casi de mariachis.

También he conocido la especialidad de la zona en cocina para grandes ocasiones con la cobaya o ¨cuy¨ como delicia culinaria (claro está para los que no le vean la cara al animal!).

No hay mejor experiencia al ir hacia la ciudad de Cuzco que coger un autobús en cuya baca suben camas, cómodas, gallinas y hasta ovejas y vas todo el caminito al son de la música tradicional de la zona representada por Rosita de Espinar, que si no te gusta después de tres horas de viaje puede suponerte un tremendo dolor de cabeza!!!!!

La ciudad de Cuzco, fue la capital del Imperio Inca y la prueba de su magnificencia todavía reside en sus muros.

Aunque los conquistadores españoles se dedicaron en general a destruir lo que encontraban, en el caso de Cuzco (o la ciudad del puma) mantuvieron los cimientos de las casas y templos incas construyendo encima.

El resultado en la ciudad son unas casas de piedras perfectamente alineadas en su base y casi de color volcánico, con unos muros encalados de estilo colonial y balcones con artesonados.

Darse un paseo por sus calles es una pasada tanto de día como de noche. Alrededor de la Plaza de Armas se pueden ver casas con el estilo inca-hispánico unido a iglesias barrocas como la Catedral y los Jesuitas.

Esta congregación construyó en la época de la conquista española iglesias impresionantes (un poco recargadas) tanto en Cuzco como en la dirección a los cuatros caminos que llevaban al resto del mundo. De hecho, la iglesia que dicen es la más bonita de América Latina se encuentra en el pueblo de Andahualillas que está casualmente en una de las cuatro puertas de entrada a la ciudad que todavía está en pie.

Siguiendo con Cuzco no hay que perderse el Barrio de San Blas o barrio de los artistas cercano a la Plaza de Armas, o la Avenida del Sol en donde se encuentra todavía el Koricancha o templo del sol.

Por supuesto sólo queda una parte ya que encima de él se construyó la iglesia de los Dominicos, pero merece la pena darse una vuelta por allí para poder entender la perfección que dominaba las construcciones incas, con ángulos perfectos que muchas veces recuerdan a la construcción de las pirámides egipcias.

 

Cuzco tiene de todo y una de las experiencias que recomiendo no perderse es darse un paseo por el mercado central y desayunar allí. Se trata de un mercado muy bien estructurado con, entre otras, una zona para comidas y desayunos y otra de zumos. Cada señora tiene su puestecito pegado al otro, como si de un pull en altura se tratase, con sus frutas expuestas para que elijas el que más te guste.

Y hablando de zumos, no hay sitio mejor en Cuzco para degustar zumos originales y deliciosos que un lugar llamado ¨Yajuu¨ al lado de la Iglesia de La Merced. Y es que si te gusta comer bien, allí encontrarás lugares a veces un poco escondidos como la deliciosa pastelería Qosqo-Maki en la calle Tullumayu (el concepto de pastelería no está muy arraigado allí) o restaurantes en la zona de San Blas como el Inka Te. Y para ir de copas y escuchar buena música nada mejor que el Ukukus Bar en la calle Plateros, un sitio con buena música y curiosamente decorado.

Cuzco está entre montañas verdes con una orografía peculiar y que hasta la fecha no he visto en ningún lugar del mundo. Esto lo hace muy especial ya que da igual que estés en la zona monumental o en los barrios circundantes llenos de combis o furgonetas (sistema de transporte muy eficiente en el que el ayudante va diciendo todas las paradas mientras que los clientes se suben o bajan a toda prisa), el paseo te resultará fascinante.

Y hablando de fascinaciones, la experiencia de pararte a observar la Plaza de Armas por la noche no tiene igual. Verás todas las montañas llenas de lucecitas azules y blancas rodeando un conjunto monumental tan bonito que la sensación es cómo si la vía láctea hubiese cubierto los cimientos de Cuzco.

Lo bueno que tiene ser la capital del Imperio Inca es que alrededor está lleno de lugares de culto que tampoco hay que perderse. Sacsayhuaman, Qenqo´, Puca-Pukara o Tambo-Machay son templos que hay que visitar si uno tiene la posibilidad de quedarse varios días en la zona. Y es que todos ellos simbolizaban lugares de culto y sacrificios para el sol, la luna o incluso el agua.

No hay que olvidar que dentro de las creencias de los Incas, los cuatro elementos naturales eran básicos ya que existía una relación intrínseca entre la sociedad y la Naturaleza. Algunos de estos templos solo se utilizaban para el solsticio de invierno y de verano.

Si tienes la suerte de estar por la zona de Cuzco en agosto, tendrás la posibilidad de ver como sus habitantes celebran la fiesta de la ¨Pachamama¨ o madre tierra. El mes de agosto es para los agricultores una especie de bola de cristal para saber qué fenómenos climatológicos se tendrán al año siguiente y es que los primeros 12 días del mes simbolizan a los 12 meses.

El primero de agosto, las personas realizan tanto en la ciudad como en el campo una especie de ritual consistentes en echar un líquido de ¨chicha¨ (bebida sagrada en la época de los Incas hecha a base de maíz fermentado) alrededor de sus casas para pedirle a la Madre Tierra fertilidad y buenos deseos para el año siguiente.

Y siguiendo con lugares interesantes, en muy pocos recorridos se incluye la zona de Maras, un lugar entre montañas con casas que todavía mantienen portadas en piedra pulida de la época de la conquista española aunque menos conservadas de lo que se querría.

Allí se encuentran unas Salineras muy chulas, con un concepto distinto al que podemos ver en España ya que están creadas naturalmente en la montaña y vas viendo como de las pocitas de colores amarillentos van saliendo chorros blancos que caen por la ladera.

Cerca de allí, se encuentra el mayor centro de ensayo agrícola de la época inca llamado Moray. Los Incas fueron unos grandes investigadores en el terreno agrícola creando cientos de variedades de muchos alimentos.

En Moray se pueden ver huecos perfectamente redondos y con estructuras que parecen del siglo XXII y que servían para hacer ensayos. De hecho, si uno ha visto ¨Encuentros en la Tercera Fase¨ y tiene tendencia a interesarse por la ufología, podría pensar que más que campos de cultivo lo que allí se pueden ver son las huellas de un platillo volante.

 

 

Si quieres ver cómo se viste la gente del campo y te interesa los mercados al aire libre, nada mejor que pasar por Pisac en dónde verás todo tipo de etnias con distintos sombreros vendiendo sus verduras y frutas (algunas de ellas echándose una siestecita mientras que vienen los clientes).

Allí mismo, en lo alto de una colina podrás también pasearte por la Ciudad Amurallada de Pisac, de la que van colgando unas terrazas naturales cavadas en la montaña que todavía hoy en día siguen utilizando los descendientes de esta sociedad tan poderosa cuya característica era construir las ciudades en lo alto de las montañas para así protegerse mejor del enemigo.

Claro está que no debieron pensar en los pobres ¨chasquis¨ u hombres mensajeros que iban corriendo de una ciudad a otra para transmitir los mensajes. Imaginaos que fortaleza no tendrían que eran capaces de hacer el Lima-Cuzco (1165 km) en 6 días… Supongo que se entrenarían haciendo el famoso Camino del Inca que es una de las vías para llegar a la que dicen es la joya del viaje a Perú, el famoso Machu Pichu.

Esta ciudad en lo alto de un monte, se escapó de los españoles por su situación privilegiada escondida entre la niebla pero no se salvó de su descubrimiento por el arqueólogo americano Hiram Bingham que lo descubrió en 1911.

Este descubrimiento nos ha dado la posibilidad a los que vamos de turismo de poder deleitar nuestros sentidos con la maravilla arquitectónica que se nos ofrece en medio de lo que parece el fin del mundo.

También le ha dado la posibilidad a la Universidad de Yale, de tener posiblemente una de las mejores colecciones de cerámicas y restos arqueológicos de la época Inca.

Todo ello es debido a que el famoso arqueólogo, por cierto contratado por el Estado Peruano en aquel entonces, salió del país con 100 cajas (según él no contenían nada importante. Estas fueron donadas a su universidad, mientras que sólo dejó en Perú un cuchillo que según él era lo único que había encontrado allí. Y todo sea dicho las autoridades peruanas no vieron necesario revisar aquellas 100 cajas supuestamente vacías.

En Machu-Pichu se pueden pasar horas, días, semanas (aunque resultaría un poco caro) ya que se trata de una ciudad enorme cuya imagen cambia en función de la hora del día.
Los más osados y con ganas de madrugar (hay que levantarse a eso de las 2 de la mañana para entrar entre los 400) pueden también verla desde el monte Wayna-Pichu, previa subida de escalones de una hora y asegurándose unas magnificas agujetas la siguiente semana.

Supongo que la visión más emocionante de este lugar (que de hecho es la que tenían los Incas en su época) es la que se tiene por la Puerta del Sol viniendo por el Camino Inca.

Después de cuatro días de caminar duro por los montes se llega a una puerta delante de un cerro (a la que por cierto llegaban los incas) y desde allí se divisa toda la ciudad de Machu-Pichu como si fuese un espejismo.

Una vez al año desde ese mismo sitio, se puede ver como entra el rayo de sol por la ventana del templo del sol, y no sé porqué me recuerda mucho a lo que ocurría antes de que lo cambiasen de sitio con el templo de Ramses II en Abu Simbel.

La verdad es que hay muchas similitudes entre las dos civilizaciones, excepto que en el rol de la mujer por supuesto era distinto. En la civilización egipcia se podía llegar a ser ¨faraona¨ mientras que en la Inca se trataba de algo imposible.

Y apúntense el dato: el Dios del Sol era siempre hombre y estaba representado por el oro, la Diosa de la Luna era mujer y vestía de plata, y el resto de las categorías, es decir la plebe, como mucho llegaban al bronce.

En definitiva, para que un viaje a Perú sea perfecto, es indispensable pasar por Cuzco y sus alrededores, empaparte de su idiosincrasia, y ver la que ya hoy en día ha sido reconocida como una de las primeras maravillas del mundo .

Si puedes encima colaborar en algún proyecto con un colectivo desfavorecido, te llevarás a casa mucho más de lo que imaginas.

No sólo la experiencia de ver lugares maravillosos que han constituido una de las civilizaciones más interesantes y todavía desconocidas del mundo, sino de conocer a gentes que te dan su sonrisa, amabilidad y sabiduría en esa maravillosa bipolaridad que tienen con la naturaleza y la religión.

Alice Fauveau