Háblanos sobre ti

Trabajo en periodismo internacional desde hace veinte años. Estudié Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires y luego cursé una maestría en Relaciones Internacionales en la Universidad de Bologna, una experiencia que me permitió vivir en una de las ciudades más encantadoras del mundo, y casi desde el comienzo trabajé como editora en diarios y revistas en Argentina. Además fui copywriter para Unilever Global, traductora para The Wall Street Journal Americas, editora de publicaciones de la Comisión Europea y consultora del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Actualmente soy editora de libros de no ficción para Penguin Random House Argentina, y desde 2019, ¡cicerone de FOW en Corea del Sur!

 

 

¿Qué te llevó a Corea? ¿Cómo fue tu primer encuentro con este país?

Mi primer viaje a Corea del Sur fue en 2017, luego de haber visitado dos veces Corea del Norte. Llegué al sur porque quería conocer cómo era la vida a ambos lados del paralelo 38 y aunque mi interés inicial en el país se debía a esto, todo cambió después de llegar a Seúl. Me encontré con un país que no imaginaba –bello, intenso, contradictorio, fascinante– y desde entonces, me he vuelto prácticamente adicta. Intento regresar siempre que puedo porque me siento comodísima allí a pesar de la lejanía geográfica y cultural que hay con países como España o Argentina. Recuerdo todavía la primera impresión que me dejó aquel viaje, y que confirmo cada vez que vuelvo: con todas sus diferencias, Corea del Sur es uno de los países más cordiales y accesibles de Asia para los viajeros occidentales.

 

Háblanos de tu libro En Corea del Norte. Viaje a la última dinastía comunista. ¿Qué te llevó a escribirlo?

Mi libro sobre Corea del Norte se lo debo, justamente, a aquel primer viaje a Corea del Sur. Luego de mis dos viajes al norte, con los que estuve en total un mes en el país, me rondaba la idea de escribir sobre aquella experiencia absolutamente inverosímil, no solo porque necesitaba dejar un testimonio de lo que había visto y conocido para asegurarme de que era cierto, sino también porque notaba que despertaba muchísima curiosidad en otras personas cada vez que compartía alguna historia norcoreana. Sin embargo, no me decidía a hacerlo; no me sentía autorizada a hablar sobre un lugar tan lejano y extraño. Pero dos meses después de mi segundo viaje a Pyongyang, llegué a Seúl y me llevaron a conocer la zona desmilitarizada, esa franja rural de cuatro kilómetros, dos a cada lado del paralelo 38, que separa a las dos Coreas desde el fin de la guerra en 1953. Mientras miraba ese territorio inhóspito, mi intérprete, una joven de unos treinta años, muy agradable, muy sensible, se acercó a mí y señalando hacia la inmensidad, me preguntó: “¿Son muy diferentes de nosotros?”. Solo en ese momento me di cuenta de que estaba parada en medio de uno de los sitios más anómalos del planeta al que muy pocas personas conocen desde ambos lados. Entendí entonces que tenía que escribir sobre todo aquello, que tenía algo valioso para contar.

 

 

Corea del Sur y Corea del Norte: ¿la realidad de estos dos países se parece a lo que conocemos?

Lo poco que conocemos sobre la península coreana está muy lejos de la realidad que viven los coreanos. Hoy son dos países aislados entre sí que técnicamente todavía están en guerra, y eso ha dado vida a dos sociedades totalmente incomunicadas, pero no hay que olvidar que hasta mediados del siglo XX eran un único territorio. Por eso, el desconocimiento mutuo de lo que ocurre al otro lado de la frontera es impactante, y el desarrollo de cada país en estos casi setenta años de división no podría ser más extremo. Viajar a Corea del Norte, con sus amenazas nucleares, su retórica de la Guerra Fría y su desconexión –de internet y del planeta– es de alguna forma como ir al pasado; viajar a Corea del Sur, que está a la vanguardia en el diseño, la moda, la belleza y la tecnología, quizá sea lo más parecido a viajar al futuro. Es difícil encontrar dos situaciones más extremas en otro lugar del planeta.

 

¿Por qué viajar a Corea del Sur? ¿Qué podemos aprender de la cultura coreana?

Afortunadamente, aún hay sitios por descubrir en el mundo, y Corea del Sur es uno de ellos. Para la mayoría de los viajeros occidentales, el país es una incógnita y por eso al conocerlo sorprende tanto. Creo que uno de los efectos más interesantes de viajar allí es que transmite la sensación de que todo es posible: resulta muy difícil creer que a principios de los años ochenta era un país pobre y sin relevancia internacional cuando hoy exporta tecnología de avanzada y productos de consumo diario (celulares, televisores, heladeras y autos de marcas que son habituales en nuestra vida sin que sepamos que son de origen coreano) y logró desarrollar una identidad cultural muy potente a través del cine, las telenovelas y el k-pop, que es furor entre adolescentes de todo el mundo. La sociedad surcoreana es muy perfeccionista, exigente y conservadora, pero también es resiliente, innovadora y dinámica, y su vitalidad nace de esas contradicciones.

 

 

¿Qué quieres transmitirles a las viajeras de la Corea que tú conoces?

Que hay muchas Coreas para conocer. Creo que el magnetismo que tiene sobre quienes viajamos al país se debe a eso: todas encontramos allí algo que nos encanta, aunque sea radicalmente diferente de lo que le gusta a otra viajera.

 

Tu parte favorita del viaje FOW a Corea del Sur.

No puedo ser objetiva: amo Seúl. No solo es mi lugar favorito en Corea del Sur; también es una de las ciudades que más me gusta en el mundo. Siempre hay algo nuevo allí, como si no hubiese límites a lo que se puede conocer, desde los mercados tradicionales, las callejuelas perdidas en el tiempo y los jimjilbang –baños comunales tradicionales híper populares entre los coreanos– hasta los barrios que se reconvierten año a año, las tiendas más sofisticadas y los edificios de diseño vanguardista. De algún modo, me recuerda a Nueva York y a Berlín, y no es casual el parecido: en los próximos años, Seúl será la ciudad de moda entre los viajeros culturalmente más inquietos.

 

Si eres una mujer culturalmente inquieta y quieres conocer Corea del Sur junto a un pequeño grupo de viajeras, ¡acompáñanos a conocer la cultura coreana de la mano de sus mujeres!