Aunque Lyon es la segunda mayor ciudad de Francia, resulta bastante desconocida para los turistas. Cuando hablamos de Francia lo primero que nos viene a la cabeza es Paris, Paris y Paris. Y aunque una visita a su capital es imprescindible, no es menos cierto que con la ayuda de las low cost otros destinos como Lyon pueden llegar a resultar muy interesantes.
La mejor época para visitarlo es con buen tiempo. Sin embargo, a principios de diciembre organizan «la Fête des Lumières»o fiesta de las luces e iluminan toda la ciudad por la noche con unos juegos de luces que quitan el hipo.
Esta ciudad que es Patrimonio de la Humanidad por ser la única del mundo en la que están representadas arquitectónicamente todas las épocas históricas, no sólo ofrece monumentos que ver sino que tiene mucha fama por la comida y por sus personajes famosos.
El cine se inventó en Lyon ya que los hermanos Lumière eran de allí, y de hecho hay un museo dedicado al cine que merece la pena, más todavía si eres cinéfilo. También os sonará el nombre de Saint-Exupéry. ¡Quién no ha leido el «Principito»!.
En cuanto a la comida, el famoso chef Paul Baucuse (que también es de allí) es una excusa para entrar en contacto con la gastronomía lionesa. Especialidades como las quenelles de brochet que vienen a ser una salchichas rellenas de pescado (a mi padre se le puede abducir con una de ellas en la mano), el salchichon o la ensalada lionesa, son unos de los platos que hay que probar si o si en los pequeños restaurantes o «bouchons». El llamado «La Traboulerie» o «Les Trois Maries» en el Vieux Lyon están bastante bien.
Por supuesto, para los que vayan con mayor potencial económico y sean un poco gourmets, no pueden dejar de probar los restaurantes de Paul Baucuse «L´Auberge du Pont de Collonges» o «L´abbaye de Collonges», los dos en las afueras de Lyon. Uno de ellos tiene hasta una especie de «tio vivo dentro» que te ameniza la cena. http://www.bocuse.fr
Una vez con el estómago lleno, se puede empezar la visita turística. Lyon está bañado por dos ríos: la Saône y el Rhône. Estos ríos nos permiten diferenciar las zonas históricas y los barrios a visitar. Lyon se cempezó a contruir desde arriba y de hecho la parte más antigua está en La Fourvière en dónde quedan restos romanos (anfiteatro incluido) y un museo con unos mosaicos super chulos cuyo nombre es Museo Gallo-Romano.
A medida que vas bajando, te vas encontrando con el famoso Viejo Lyon. Se trata desde mi punto de vista del barrio más representativo e interesante de la ciudad.
Dado que en Lyon tenían lugar ferias comerciales que se alargaban durante casi un mes, los comerciantes italianos tuvieron una gran presencia en la ciudad y se construyeron muchas casas renacentistas que hoy en día todavía están en pie bastante bien conservadas y que dan lugar al sistema de «Traboules» o pasadizos.

 

En casi todos los edificios de ese barrio existe una puerta secreta o no secreta que te permite llegar de una calle a otra. El ayuntamiento organiza excursiones al Vieux Lyon dejándote entrar en muchas de ellas. Tened en cuenta que ahora mismo son viviendas particulares.
En ese mismo barrio hay algún museo como el Gadagne o el de Miniaturas que merecen la pena. En este último, hay un apartado para exposiciones temporales dedicadas al cine y han metido nada más y nada menos que el decorado de la película «El perfume» que se rodó en parte allí (y por cierto, otra en España). El ayuntamiento lo tiene muy bien montado y existe la Lyon City Card que te permite entrar gratuitamente a muchos museos.
El centro de la ciudad está regido por la Place Bellecour, del siglo XVII y en la que se encuentran las boutiques super chic de la ciudad. Cerca está el museo de L´hôtel Dieu et Musée des hospices que no hay que perderse si te gusta la medicina o anatomia.
Lyon también es famoso por los tejidos, y es toda una experiencia pasar por los talleres de «Canuts» o canutillos que servían para tejer sobre la seda. El barrio de la Cruz Roja está lleno de ellos.
En Lyon se han pintado algunos muros de edificios con la técnica del «trompe l´oeil»o efecto óptico, el más famoso es el «Quai del Lyonnais» que está pegado a la rivera del río pero en el barrio de la Cruz Roja tenéis el «mur del canuts que también está muy bien.
Aparte de estas cosas que ver, recomiendo el mercado de abastos de «les Halles» que se encuentra cerca de la estación de trenes Part-Dieu y que se parece mucho a la Boquería de Barcelona.Allí está la tienda más famosa de quenelles llamada Giraudet.
Y si te queda tiempo, nada mejor que dar un paso por el parque de la Tête d´Or con botánico y animalario incluidos y de visita gratuita, o acercarte a la Cité Universitaire. Aquí aparte de facultades y estudiantes podrás ver el Museo de Arte Contemporáneo y ver el sistema de Traboules moderno.
Vamos que si quieres disfrutar de un largo fin de semana y empaparte de cultura de todas las épocas, comida generosa y misterio, aprovecha y descubre la ciudad de los pasadizos secretos……

Alice Fauveau