Y aunque es verdad que parques naturales hay muchos y muy bonitos, los animales más representativos de esta isla son las diversas familias de lemures (esos bichos que sí que salían en la película bailando al son de los tambores). El lemur es una mezcla entre un mono y un marsupial, con  morro de zorrito y una facilidad tremenda para quedarse dormidos en los arboles como los koalas.

Los hay diurnos y nocturnos, que andan bailando de lado como si de bailarinas del  Bolshoi se tratase, pequeñitos como ratoncitos que andan a dos patas como acróbatas, rayados tipo Pepe l´amour (aquella famosa mofeta que hablaba con acento francés y era muy enamoradiza) o muy cantarines con timbres del estilo de una sirena de bomberos. Este último, llamado el Indri-Indri es el lemur más famoso de la isla y solo se puede ver en uno de sus maravillosos parques” Andasibe”  ligando con las hembras a grito pelado.

Y es que este animalito es una mezcla de culturas igual que el país en el que vive. Madagascar tiene raíces polinesias, indonesias, árabes  y  bantúes, lo que implica que la gente es negra con ojos achinados, sobre todo en la parte que ellos llaman las tierras altas.

Madagascar se divide en tres grandes ecosistemas claramente diferenciados: la parte norte del país con formaciones rocosas que parecen del pleistoceno llamados “tsinguis”, la parte central con mucha vegetación y bosques, arrozales en tierras de color rojizo con casas de adobe; y la parte sur mucho más seca y desértica con la tierra clara, el famoso baobab (el árbol del Principito) y por supuesto más pobreza.

Esta es una característica del país, Madagascar es desafortunadamente uno de los países más pobres del mundo con una renta per cápita de menos de 150 usd al año, gobernada por una dictadura  y con una inestabilidad económica que ha llevado a una baja alfabetización.

Se trata de un país muy católico lleno de iglesias que se han ido creando desde la época de la colonización gracias a cientos de congregaciones de distintas ramas religiosas que están presentes en el país. Los domingos son sagrados y las misas todo un espectáculo. Los malgaches se visten con sus mejores galas para ir a misa y allí cantan y bailan durante toda la mañana a lo misa gospel (desde las 6h a las 9h de la mañana, nada más y nada menos).

En Madagascar hay muchas fiestas (sobre todo religiosas), como la circuncisión pública o el paseo de los muertos. Y aquí los más sensibles que dejen de leer….

En los pueblos cada 7 años se realiza la circuncisión de todos los nacidos entre 1 y 7 años (siempre número impar) celebrándose una macro fiesta en el pueblo con todas las familias. Los sabios o abuelos de los niños deben comerse con plátano el trozo de prepucio cortado como signo de respeto ya que según la tradición malgache uno no se puede deshacer de ninguna parte de su cuerpo. ¡¡¡¡Vamos que los de “Viven “se quedaron cortos con su antropofagia!!!

Otra de las curiosidades en lo que a fiestas raras se refiere es lo que ellos llaman “el paseo de los muertos”, que tiene lugar en los pueblos mayoritariamente en el mes de agosto.

Los malgaches son muy supersticiosos como  los asiáticos y cada 3 o 5 años (tiene que ser impar para que de buena suerte) desentierran a sus muertos de las tumbas para pasearlos por el  pueblo y envolverlos en una nueva mortaja echa de tela de seda. Cada día le toca a una familia del pueblo que tiene que invitar y alojar a toda su familia cercana y lejana junto con el resto del pueblo. Contratan a unos músicos que parece que tocan rancheras y bailan y beben juntos.

Para sufragar estos gastos (que son como los de una boda) venden toda la cosecha de arroz y pagan no solo los fastos sino también las mortajas que cuestan cada una la friolera de 50 euros (casi la mitad de su sueldo anual). Este tipo de prácticas implican la conversión del muerto en un ancestro (es decir intermediario entre Dios y los mortales) y la ruina de la familia durante el resto del año.

Los ancestros son muy importantes para ellos, al igual que el orden en las cosas. Ellos siguen una especie de filosofía muy parecida al fen g-shui en donde la casa se divide en 8 partes con una energía que las conecta (que sería como el chi energético). Por supuesto, la parte norte es la reservada a los invitados y a las personas importantes mientras que la sur seria para las mujeres y los niños (¡¡cómo no!!). Por ello, la hospitalidad es una de las cosas más latentes entre los malgaches que te dan la bienvenida cuando te metes por sus tierras a hacer una foto del maravilloso paisaje y te regalan frutas de su cosecha como presente en lugar de echarte por invadir una propiedad privada.

A pesar de la deforestación galopante que se está efectuando en el país (los de Greenpeace tienen mucho trabajo que hacer aquí todavía), los paisajes son maravillosos. ¿Quién puede imaginarse un monte con arrozales verde fosforito rodeados de casas de adobe rojo, naranjos y árboles frutales?  Afortunadamente los parques están bastante bien conservados y fueron protegidos en su día por los americanos que vinieron a buscar primates, y que por una vez no dejaron destrucción a su paso sino que ayudaron a preservar la fauna y flora del país.

Madagascar tiene muchas riquezas naturales y culturales que le hacen la competencia a otros países: es uno de los primeros exportadores del mundo de vainilla, de cacao, tiene un foie-gras mejor que el francés (los del Perigord no están muy contentos ya que esto de copiar los productos franceses por una ex colonia no queda muy bien) y un magret de pato delicioso, eso sin contar que las monjas benedictinas también hacen un queso que no tiene nada que envidiarle a los franceses. !!!Y es que Oh la la, quien iba a decirme que iba a comer un foie-gras tan exquisito en un pueblo perdido de Madagascar!!!

Uno de nuestros amigos dice que en Madagascar puedes encontrar todas las frutas del mundo pero hemos encontrado una que no existe “el kiwi”, así que Nueva Zelanda no te preocupes, que tu fruta nacional no tiene competidor aquí.

Los que sí que compiten son los llamados” reyes”. En los pueblos del este de la isla existen dos figuras: la del rey que ejerce de maestro de ceremonias y la del Presidente del pueblo que no deja de ser un gerente. Así que aunque se trata de una República tienen una monarquía encubierta muy interesante basada por supuesto en la poligamia (algo completamente contrario a la religión católica que practican) y que se justifica con eso de la mezcla de culturas y de tener varones.

Dicen que la mezcla es siempre buena porque mejora el producto y efectivamente en Madagascar es así ya que supone el puente entre varias culturas. Y sobre todo dos continentes que poseen grandes riquezas naturales y culturales, pero con un gran hándicap: la pobreza de sus habitantes.

Sin embargo,  lo que convierte un viaje a este país en algo auténtico  es el hecho de que sus gentes que no tienen nada siempre te acogen con la mayor hospitalidad, ofreciéndote lo poco que tienen e intentando transmitirte sus tradiciones y amor por una tierra que no deja de maravillarte en cada paso que das.

Alice Fauveau