Para las amantes de los spa nada mejor que probar a bañarte en el famoso Mar Muerto, un mar que se está extinguiendo a 400 metros por debajo del nivel del mar y en donde no se puede nadar porque se flota tanto que te sientes una albóndiga en remojo. Sin embargo, no hay nada más divertido que poder pringarte todo el cuerpo con barro de la zona que tiene propiedades muy curativas y deja la piel divina.

Como se trata de un país pequeño es fácil desplazarse y llegar de Amman a Petra, la joya del país. Y no es para menos ya que esta ciudad nabatea construida en el siglo I D.J.C y que sucumbió con un terremoto en el siglo VII, a la que se llega por una falla excavada entre las montañas, deja perplejo a cualquiera que la visite.

Por más de 10 km de casas que ha conservado la historia en muy buen estado, repletas de elementos de civilizaciones como la asiria o la babilónica. Si quieres empaparte de más Petra, tienes también la posibilidad de verlo by night siguiendo un camino de velas que llevan al famoso palacio que sale en todas las fotos, y que fue el antecesor de las iglesias barrocas.

Jordania, es un país muy fértil gracias al rio Jordan que lo separa de Israel pero también muy árido, y que mejor sitio para comprobarlo que el Wadi Rum, aquel desierto en el que vivió Lawrence de Arabia mientras que reagrupaba a las tribus en nombre de Inglaterra. Este es uno de los desiertos más bonitos que he visto hasta la fecha asi que no hay que perdérselo y ver la puesta de sol desde el champiñón. Para las que quieran ir empapándose de estos paisajes nada mejor que ver la película de Lawrence de Arabia rodada en los años 60 en este mismo desierto que anteriormente era un mar, de ahí el nombre de Wadi “oued” en árabe.

Para acabar un viaje lleno de sorpresas históricas, algunas querrán ir al Golfo de Aqqaba en el Mar Rojo, sitio de playa para los ricachones pero yo también recomiendo cruzar el estrecho hacia Egipto en un mini ferry rápido y descansar en el Sinai, tierra sagrada relacionada con Moisés en todas las religiones.

Para las amantes de los lugares pijos tenéis Sharm El Sheik, y para que las busquen menos lujo y descanso, nada mejor que Dahab. Se trata de un lugar maravilloso para hacer submarinismo y de paso ir de excursión al monasterio de Santa Catalina y a la montaña del Sinaí donde dicen que Dios le dio las tablas de la ley a Moisés.

Mientras que el Monasterio parece un almacén de lámparas y la visita no reviste gran interés, la ascensión de 3 horas a la cima ya sea andando o en camello sí que merece la pena. Eso sí haced un poco de deporte antes porque después de la subida quedan 750 escalones para llegar a la cima y te dolerá hasta el último musculo al día siguiente!!! Recomendación para las menos deportistas: subir en camello y bajar andando.

De cualquier manera las vistas desde esta cima de las montañas que llevan hasta Israel son impresionantes. Como lo es un país como Jordania, abierto, moderno y respetuoso con las tradiciones.

¡¡Un viaje perfecto para mujeres culturalmente inquietas que viajan solas y quieren hacerlo en un reducido grupo de mujeres viajeras. Los próximos meses de marzo y noviembre viajaremos con dos cicerones de excepción: Emma Lira y Elena del Amo que conocen el país y a sus mujeres como la palma de su mano!! ¿Te lo vas a perder?