Su matrimonio con un profesor de anatomía le reveló un talento hasta entonces oculto: su habilidad para reproducir en cera modelos humanos y sus partes. Llegó a destacar tanto en este aspecto que, a la muerte de su marido, automáticamente ella heredó una cátedra a cuyo desarrollo llevaba años contribuyendo.

Anna Morandi Manzolini nació en la Bolonia de 1714, en el seno de una familia tradicional, de clase media. Su formación no estaba en modo alguna vinculada con la educación superior, ni su familia fomentó este hecho en manera alguna, pero, en 1736, cuando a los 22 años, contrajo matrimonio con un profesor de anatomía de la Universidad de Bolonia, un talento oculto se reveló de repente.

Giovanni Manzolini, su marido, fue el primero que tomó nota de sus habilidades para el estudio del cuerpo humano, por lo que, muy pronto, la convirtió en su ayudante. Anna se especializó en una tarea muy delicada que puso de manifiesto su vena artística: la creación de detallados y precisos modelos anatómicos en cera de diferentes colores. Estos “modelos humanos” se usaban en las clases para reemplazar a los cadáveres.

Su habilidad en esta área le llevó a formar equipo científico y artístico con su marido y a profundizar en un campo en desarrollo para el que tuvo que superar su rechazo personal a las disecciones humanas, absolutamente necesarias a la hora de realizar sus modelos anatómicos con la adecuada precisión. Su talento llegó a ser tan valorado que cuando Giovanni, su marido, a cargo de la cátedra, cayó enfermo de tuberculosis, Anna recibió un permiso especial para sustituirle como profesora de anatomía. A la muerte del mismo, en el año 1755, Anna Morandi obtuvo el título a su nombre, convirtiéndose así en la primera mujer profesora de anatomía.

Su especial cuidado en la representación del detalle le valió el reconocimiento de las grandes cortes europeas de la Ilustración, siendo invitada, entre otras a la corte francesa, o a la de Catalina II de Rusia, donde otras universidades pretendieron incuso incorporarla a sus aulas. Aunque viajó a otros países, Morandi ejerció de

Profesora en Bolonia, ganándose el respeto académico y científico hasta su muerte, ocurrida con 64 años.

Entre otras muchas creaciones, este profesora y escultora italiana realizó dos efigies en cera que actualmente se exponen en el Palazzo Poggi, en su ciudad natal. La primera de ellas es un autorretrato, donde se representa a si misma diseccionando un cerebro humano; la otra efigie representa a su marido, realizando la misma actividad. Como éstos, algunos otros modelos de cera, que sirvieron para el estudio de la medicina durante generaciones, se conservan hoy en colecciones y museos italianos. Sus creaciones han trascendido. Y ella ha pasado a la historia como la primera profesora universitaria de anatomía del mundo.

 

DESTACADOS:

Anna se convirtió en la encargada de elaborar modelos anatómicos para las clases del profesor Giovanni Manzolini. Para ello tuvo que superar su repulsa a las disecciones.

Reconocida en todas las cortes europeas del momento, Anna Morandi ejerció de profesora de anatomía hasta su muerte, a los 64 años de edad.

 

Escrito por: Emma Lira